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El sufrimiento psicológico tras un intento de suicidio.

Actualizado: 27 jun



Una llamada de emergencia, en la que se encuentra un caos existencial desbordándose como lava volcánica en la boca de quien sufre, que no encuentra un camino claro que recorrer y en su hablar. Temblores y confusión mental le acompañan, llanto desesperado, bordeando un abismo y vacío psíquico donde el espacio oscuro y denso se imponen ante su ser, o también, bordeando un abismo que está lleno de angustia, sentimientos e imágenes tormentosas que incitan a poner fin a la vida misma. Son solo unas palabras que capturan lo más mínimo de unos instantes tras un intento de suicidio.


Del otro lado, yo, como escuchante, no quedo exento de sus resonancias, de las turbulentas angustias de mi paciente que llegan a tener impacto en mi mentalidad, como semejantes olas de gran fuerza y en las cuales debo permanecer a flote con gran frialdad y, a la vez, con la escucha más sutil y sensible para ayudarle a reconducir sus deseos de vida y muerte. En medio de estas escenas, nuestras palabras crean un ambiente donde de manera imaginaria estamos muy cerca y al mismo tiempo lejos, ya que esta intervención fue vía telefónica, estando en diferentes estados de la república, sin embargo, nos acercaron afectivamente las palabras que intercambiamos y posibilitaron el cambio en su comportamiento para posicionarse en otra vía que no le recondujera a su muerte.


Bien, el Suicidio es el acto para quitarse la vida. Que llega a surgir comúnmente en un episodio de depresión grave, aunque también puede ser motivado por el consumo de sustancias psicoactivas o bien, al padecer un trastorno (Asociación Americana de Psicología, 2023). Aunque hay que aclarar que no es condición necesaria padecer de un trastorno mental para pensar, intentar o consumar el acto del suicidio.



El presente texto breve aborda algunas características de los momentos de crisis posteriores e inmediatos a un intento de suicidio en particular, donde el medio para llevarlo a cabo fue con gas (el que se emplea comúnmente para cocinar) y junto con los efectos del alcohol. No se trata de un texto técnico, más bien, de líneas que sensibilicen ante el sufrimiento psicológico humano que hoy en día, socialmente parece no importarle a nadie. Espero poder ofrecer a las personas ajenas a la profesión un panorama de las situaciones que se pueden abordar de forma óptima desde lo psicológico, específicamente con el recurso de la palabra en el contexto clínico. Es importante tener en cuenta que se han omitido algunos datos e información del caso, además de modificar algunas cuestiones mínimas por confidencialidad.


Pues bien, después del intento de suicidio, algunas características que se presentaron, son las siguientes:


Angustia, confusión mental, ansiedad y desesperación acompañados de llanto que, fueron abordadas de manera tal que no se vuelvan obstáculos para que la persona retome lo mejor posible y de manera óptima sus actividades para salvaguardar su vida en ese preciso momento. Eso quiere decir, escuchar con mucha atención y empatía. También se pidió que aportara información sobre el espacio en el que se encontraba y su estado físico, orientarle en eliminar o alejarse de los medios u objetos físicos con los que intentó quitarse la vida y si podía recurrir a alguna persona que se encontrara cerca del lugar. Para mantener la intervención, se escucha activamente, se le guía, en otras palabras, es una intervención directiva. Pero cuando digo “intervención directiva” no me refiero a darle un instructivo y decirle qué hacer y decir en todo momento como robot, no, sino que, por medio de lo que vaya apalabrando de su sufrimiento, se pueda posibilitar un cause adecuado a ello, y llegue a un “descanso o alivio emocional” tras el intento de suicidio. Paso por paso se va construyendo un soporte para aquellos sentimientos y emociones dolorosas, esos silencios que no pudo hablar anteriormente y que los estaba poniendo en acto. Por otro lado, otro aspecto que también es significativo (y que además se ha presentado siempre en otros casos de intento de suicidio en los que me han llamado vía telefónica), es la relación conflictiva que han entretejido con alguien que perciben como especial, a menudo: la pareja. Pero que también su situación va acompañada de otras situaciones simultáneas: machismo, antecedentes de violencia sexual, poco o nulo apoyo de parte de su papá y/o mamá, incluso hermanos o hermanas. No solo es un lazo social el que está fracturado, sino también hay otros que no aportan ningún soporte. Son las rupturas definitivas de aquellos lazos de los que se esperaría una ayuda, un soporte emocional. Entonces, a partir de esta ruptura experimentan simultáneamente una profunda tristeza y agonía hasta la ira más cegadora, donde se corre el riesgo de que se vuelquen contra la misma persona y se llegue a consumar el suicidio.



De ahí lo importante de recordar el valor de las palabras, como dijo Sigmund Freud en Conferencias de introducción al psicoanálisis: “Las palabras fueron originariamente ensalmos, y la palabra conserva todavía hoy mucho de su antiguo poder ensalmador. Mediante las palabras puede hacer un hombre dichoso a otro o empujarlo a la desesperación; mediante palabras el maestro transmite su saber a los discípulos; mediante palabras el orador arrebata a la asamblea y determina sus juicios y sus resoluciones. Palabras despiertan sentimientos y son el medio universal con que los hombres se influyen unos a otros. Por eso, no despreciemos el empleo de las palabras en la psicoterapia y démonos por satisfechos si podemos ser oyentes de las palabras que se intercambian ente el analista y su paciente”. 



Afortunadamente, por vía de la palabra y técnica clínica, entre ambos se pudo reconducir el comportamiento de mi paciente para reordenar un poco ese momento de su vida, y que pudiera comenzar a reconstruir también un sentido de vida en otra dirección y relacionarse de manera diferente con su dolor.


Al final, a pesar de haberse llevado a cabo una óptima escucha en estos tipos de casos, queda una incertidumbre, una sensación de incompletitud muy extraña que hace cuestionar más acerca del deseo de muerte, paradójicamente es tan "vivo" el acto del intento de suicidio que también se vuelve un acto para sentirse vivo o viva, y que se torna en una llamada de auxilio.


Invito a quienes lleguen a leer este breve texto, a que no sean indiferentes ante el dolor psicológico-emocional de sus hijas e hijos, y también al dolor propio, independientemente la edad que tengan no importa si incluso ya están casados y tienen una familia. Es estos tiempos la mayoría ignora el sufrimiento emocional, padecen de ceguera y sordera ante ello, y no resulta nada conveniente para el bienestar individual, familiar y social.

 



Reflexiones:



“Cuando ya no se es tomada en cuenta como amante por la pareja, cuando ya no se es tomada en cuenta como hija y hermana, cuando ya no se es alguien en el otro, aunque sea en lo más mínimo, deviene la angustia, el vacío, la desesperación. Entonces emerge un grito interno de sufrimiento ensordecedor que se transforma en acto silencioso, sigiloso ante los demás, pero que después retumbará y resonará en el acto suicida con gran estruendo entre los vivientes que la encuentren”.



"Cuando alguien, por voluntad propia, ya ni en la distancia quiere intercambiar palabras, es porque no te quiere cerca, precisamente, porque intercambiar palabras te acerca a pesar de la distancia".


Autor: Oscar Omar Lezama Palestina

Fecha de publicación: 26 de junio de 2025




Referencia

Asociación Americana de Psicología. (2023). Suicidio. En Diccionario de Psicología de la APA (7ª ed.).

 
 
 

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